La puerta pequeña (nosotros)

Alicia en el país de las mascarillas es una clara referencia al título de la majestuosa novela del escritor inglés Lewis Carroll. Esta novela, publicada en 1865, es capaz de realizar una aguda crítica a la sociedad victoriana dentro del esquema de la fantasía y el absurdo. En este mundo de ficción aparecen cabezas sin cuerpo, reyes de cartas, hongos mágicos, y en fin, todo tipo de elementos –maravillosos unos, otros no tanto- que desafían a la razón y nos presentan el universo del absurdo.

Colombia es una de las naturalezas más diversas y frondosas del mundo. En su territorio pasan innumerables maravillas naturales, la Cordillera de los Andes se parte en tres, los dos océanos más grandes del mundo tienen costa, tiene la selva amazónica mejor conservada y la selva más pluviosa del mundo. Además la diversidad cultural que le dan las raíces indígenas, africanas y europeas enriquecen la cultura del país de forma inimaginable, dando origen a músicas, escritores y bailes reconocidos a lo largo del mundo. Todo esto por no mencionar la calidad de su gente.

En este, el país del sagrado corazón, la realidad no se aleja mucho del mundo de disparates e imposibles magistralmente esbozado por Carroll. Después de todo nos encontramos en el país con la democracia más estable de América latina y el conflicto armado interno vigente más largo del mundo; en el país que ocupa el tercer puesto de biodiversidad y recursos naturales en el mundo (incluyendo la increíble presencia de hipopótamos salvajes), pero que al mismo tiempo –y de forma paradójica- violenta a sus poblaciones autóctonas y afrocolombianas para explotar de forma indiscriminada aquellas “bendiciones” naturales; en el país en el que el ataque con tanques de guerra al palacio de justicia –causando la muerte de los más eminentes miembros de la rama judicial- es considerado como el más patriótico acto de defensa a la democracia.

Pero no solo eso, resulta fascinante y aterrador constatar que en una misma realidad puedan convivir fenómenos tan disímiles como la cómoda vida de la clase media-alta bogotana, que excede el confort de los Estados Unidos o los países europeos, y la crisis de desplazamiento interno más severa del mundo que recientemente “superó” al desplazamiento en Sudán. Como también es desconcertante ver la idea de la idiosincrasia del colombiano como el “verraco”, “echao pa’lante”, amable y honesto (Colombia es pasión); contra la desagradable realidad de las mutilaciones de seres vivos con moto sierra, los falsos positivos, los magnicidios, la corrupción etc. ¿Cómo es posible que se puedan asimilar estas dos “realidades” –en una suerte de esquizofrenia colectiva- sin encontrar en esto la menor contradicción?

En fin, la realidad colombiana está llena de contradicciones, desatinos, y disparates, talento humano y maravillas naturales, que la acercan de forma contundente, y tal vez preocupante, al mundo de Alicia en el país de las maravillas.

Pues bien, ese es el propósito de este blog: exponer de manera seria e impertinente, y todo lo que está en el medio, la realidad colombiana del día a día desde un punto de vista fresco y descomplicado que nos permita entender -al menos parcialmente-  las profundas contradicciones y contrastes de la realidad nacional. BIENVENIDOS

PERFIL DEL COMITÉ EDITORIAL

El Dodo:

Dodo. Ave de pequeña altura y puntiagudas patas

(lat. doidvs)

Dodo. Dicese de plumífero fastidioso, que por su carencia de alas se la pasa despotricando de las demás aves que si sepan volar. Dodo es una especie que está en via de extinción y que busca luchar contra el testaferro del pragmatismo a toda costa. Isla Mauricio es el país del dodo, una isla donde existen muchas universitas fragmentadas, donde todo parece com si fuera, y no fuera, una ficción salida de la mismísima obra «Alicia en el país de las Maravillas» en el «Dia del No-cumpleaños». En ese país la gente estaba acostumbrada a llevar una mascarilla, y siempre estaban preparados para continuar la jornada del  más manoseado y compulsivo circo llamado monotonía. Un circo donde la «ley se creo para manipularla, acomodarla con el unico requisito sine qua non de favorecer a quienes la hacen, la manipulan y la ejercen …» (Jaime Garzón; 1997).

Ahí está el dodo para poder dar dar picotazos y «patonadas» a todos los que ocen cruzar al mundo de los rídiculo, para los que adoran el poder y codicien con ello… Para el que le caiga el guante. Para eso se usará al mojigato y altanero «Dodo».

 

 

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