Reflexiones de una primivotante atolondrada

¿Por qué será que ayer casi me da (junto con todos los que estaban a mí alrededor) un ataque mientras salían los boletines de la Registraduría, revelando los resultados parciales de las elecciones para presidente de Colombia? Háganse la imagen: primivotante, fui a votar con mis papás a Usaquén, comimos oblea a la salida y, para celebrar, asadito en Subachoque con amigos familiares. Sol, sabana y a las 4 y media alguien sacó un blackberry y empezó a leer los boletines que salían frecuentemente. Sobra decir que se nos iba tirando el almuerzo. 47% para Juan Manuel Santos desde el 4 % escrutado (al principio confiábamos en que no fuera representativo) y la cifra se mantuvo hasta las 7 de la noche, cuando volvimos a Bogotá.

Ahora, voy a confesar que no voté por Mockus. Que sabía que la segunda vuelta era Mockus – Santos, que no sabía ni sé por quién votar el 20 de junio y que, sin embargo, el resultado me cogió por sorpresa. Me cogió por sorpresa una no-victoria tan arrasadora. ¡Hace una semana las encuestas revelaban un empate técnico! (Creo que hay mucho que decir sobre los encuestadores…) Me cogió por sorpresa pensar que, de pronto, había echado mi voto a la caneca porque mi candidato, aunque salió triunfante de la contienda y, a mi modo de ver, excelente, no pasó a segunda vuelta (no voté por Santos) y Santos de pronto ganaba en la primera.

No voté por ninguno de los dos candidatos punteros porque ninguno de los dos me convenció del todo, sin que ninguno de los dos me parezca espantoso de todo. De hecho, me atrevería a decir que, de los 9 candidatos más de la mitad son muy buenos. Yo escogí mi candidato por su programa de gobierno. No por su eslogan. No por miedo a que las cosas cambien para mal o por pensar que ya estamos de verdad muy mal y que necesitamos un cambio radical. Yo soy de las que cree que ahí vamos: ni muy mal ni muy bien.

Escogí mi candidato por que tenía propuestas concretas. Que iba a sacar de aquí para hacer una carretera allá, etc. Y es que de hecho, creo que los que se amarraron al Uribismo por mantener la situación de seguridad actual no notaron que Mockus parece ser más de derecha que el mismo Santos. En cambio, los que se pegaron a Mockus «porque queremos un cambio” no notaron que, solo sacando a Santos, todos los demás candidatos también querían un cambio sustancial. No veo como “mejor es posible”, “vamos a hacer una Colombia justa”, “Acordemos el futuro”, la “legalidad democrática” y “trabajo, trabajo, trabajo” (hm… me suena conocido) no van de la mano. ¿Cómo hacer un “mejor posible” sin hacer una Colombia más justa, acordando el futuro, encausándonos en la legalidad democrática y trabajando, trabajando y trabajando para ello? – Así gana Colombia.

¿Ven a lo que me refiero? Los eslogans son principios comunes y allí es muy fácil coincidir. Por eso no voté por Mockus.

Los motivos por los que la gente me decía que iba a votar por Mockus y Santos eran también principios comunes: “Porque estoy cansado de la corrupción” o “Porque no podemos a estar como estábamos”. Totalmente de acuerdo. Pero creo que esto no caracteriza a ninguno de las dos candidaturas, creo que, de no ser por la campaña electoral, caracteriza a ambos. Y creo que esto se notó en el resultado del candidato verde.

Entonces, repito, a pesar de que de todas formas la segunda vuelta es Santos – Mockus, me sorprendí. Me sorprendí porque 46.6% es arrasador, porque, en caso de otra victoria del Uribismo, queda poca cabida para verdaderas coaliciones políticas, para que se tomen en cuenta otros programas de gobierno, otros puntos de vista, en fin, democracia participativa y tal…

Yo pensaba, al parecer ingenuamente, que iba a haber una segunda vuelta tan interesante como la primera, en donde se iban a unir candidatos, reestructurar programas, etc. Cierto que es precipitarse el decir que no habrá tal cosa: es probablemente lo que tenga que hacer Mockus para lograr alcanzar a Santos y hacer de las votaciones del 20 de junio verdaderamente decisivas (y excitantes). Pero Santos la tiene hecha, si la sabe hacer.

Sigo sin saber por quién votar el 20 de junio. Estoy atolondrada. Faltan 3 semanas, tengo mi tiempo. ¿Quién hubiera dicho hace 3 semanas que Vargas Lleras o Petro tendrían el 10% de los votos? ¿O que Noemí quedaría en el 5to lugar? Voy a agregar que siento mucho por Rafael Pardo, porque es sin duda una de las personas que más conoce al país…  Será confiar en que los principios comunes de ambos candidatos son afines y esperar a ver qué propuestas hacen en estas 3 semanas. Lo único que sé con certeza es que no voy a creerle a las encuestas.

Oruga